sábado, 13 de mayo de 2017

Saturno: El Guardián del Umbral





 La Bestia siempre representa la cara oscura del Príncipe Azul.

 Esta paradoja parece ser una faceta obvia en la vida, fácilmente aceptada cuando se encuentra en los mitos, los cuentos de hadas y otro tipo de simbologías como, por ejemplo, muchos temas religiosos. Sin embargo, esta dualidad no parece haber impregnado la mentalidad astrológica moderna. Todavía se habla de planetas maléficos, que son completamente malos, y planetas beneficiosos, que son completamente buenos. (...) Todavía existe una cualidad llana y bidemensional en muchas de nuestras interpretaciones astrológicas del tema natal. Asimismo, se observa una tendencia a interpretar la carta astral en base a los parámetros morales de la sociedad, de tal forma que se habla de cartas honestas o deshonestas, aspectos morales o inmorales y comportamiento positivo o negativo. En la astrología hemos perdido muchas de las sutiles paradojas que están contenidas en este rico sistema de símbolos. El más maligno de todos los símbolos astrológicos es Saturno, al que comunmente se le reconoce su aspecto de Bestia, pero cuya faceta de Príncipe Azul suele pasarse por alto. Sin embargo, si falta alguna de estas dos caras, el símbolo no puede comunicar su significado y la interpretación solo ofrece al individuo un valor demasiado simple y bidimensional.

 Saturno simboliza tanto un proceso psíquico como un tipo de experiencia. No representa únicamente el dolor, la restricción y la disciplina, sino que también es un símbolo del proceso psíquico natural en todos los seres humanos, gracias al cual el individuo puede aprovechar sus experiencias de dolor, restricción y disciplina para obtener una mayor consciencia y plenitud. (...)

 Saturno representa el valor educativo del dolor y la diferencia existente entre los valores externos (los que se adquieren de los demás) y los internos (aquellos que hemos descubierto dentro de nosotros mismos). (...)

 En la astrología tradicional, Saturno es un planeta maléfico. Hasta sus cualidades son más bien sombrías: autocontrol, tacto, parquedad, precaución. Sus vicios son particularmente desagradables ya que operan a través de la emoción que llamamos "miedo". (...) Por lo general, se le considera carente de sentido del humor así como el causante de las limitaciones, frustraciones y penurias. Representa la abnegación, e incluso su aspecto más brillante se asocia con la sabiduría y la autodisciplina del personaje que trabaja con ahínco y que jamás comete la atrocidad de reírse de la vida. Según su posición en los signos de las casas, Saturno representa aquellas áreas de la vida en las que el individuo podrá ver frustrada su expresividad y donde encontrará sus mayores dificultades. En muchos casos, Saturno parece estar relacionado con las circunstancias dolorosas que, a primera vista, no están causadas por ningún fallo o debilidad por parte de la persona, sino que sencillamente "suceden", por lo que el planeta ha obtenido el título de "Señor del Karma". Esta calificación más bien deprimente sigue enganchada a Saturno a pesar de que una de las enseñanzas más antiguas y persistentes lo denomina "El Dueño del Umbral", el Guardián de las Llaves, a través del cual (y sólo a través de él) podremos obtener la libertad mediante la comprensión de nosotros mismos. (...) Sin embargo, Saturno no fomenta un disfrute del dolor sino un regocijo de la libertad psicológica. Y normalmente esto no se acepta porque poca gente lo ha experimentado. (...)

 Una gran parte de lo que sucede en el interior de un ser humano permanece en el terreno de lo desconocido, y no se trata únicamente de las emociones reprimidas. El nivel periférico que Freud exploró no es más que el comienzo del mundo inconsciente. (...) El conflicto entre el consciente y el inconsciente, entre la luz y las tinieblas, no es bueno ni malo, sino necesario...

 (,..) No existe un método rápido y sencillo para hacerse amigo de Saturno. En muchos aspectos, el antiguo arte de los alquimistas se dedicaba a esto, ya que la materia prima de la alquimia en la que podía encontrarse oro se llamaba Saturno y, aparte de existir en forma concreta, representaba también al alquimista. (...) Si se era constante, se podía extraer oro y se llegaba a ver que, a pesar de todo, Saturno tiene su sentido del humor.

 (...) En las enseñanzas esotéricas, Saturno es el planeta del discípulo, y un discípulo no es más que alguien que está aprendiendo. No es maléfico, no es una influencia negativa y sólo es un enemigo para aquellos que no comprenden el valor del sufrimiento. Su camino no es el martirio o la dura disciplina, sino que contiene las semillas de la felicidad. Su linaje es antiguo e impecable y sus asociaciones en el mundo de la mitología, las religiones, el folklore y los cuentos son innumerables y variadas...

 (...) El inconsciente ha demostrado ser no solamente un vertedero sino también una fuerza creativa y llena de vida con todos los atributos de la deidad. Asimismo, estamos empezando a reconocer que "enfermedad" es un término relativo, igual que "normalidad". Se pueden expresar los síntomas de una enfermedad psíquica en términos de estar psíquicamente sano, normal y bien acoplado a una sociedad enferma. Solo la persona que ha tenido "la visión", que vive únicamente para crear una obra de arte con su vida, que ha contemplado los siete círculos del cielo y los siete del infierno está libre de esta enfermedad. Pero la mayoría de esta gente no puede hacer nada por nosotros porque están "locos". Hemos trabajado tanto por la cordura y el acoplamiento social que hemos destruido las raíces de nuestra vida, cuyo flujo se ha secado dejándonos solamente con el frío caparazón.


        SATURNO: un nuevo enfoque de un viejo diablo de LIZ GREENE.

                                                    Ed. Obelisco



                              Sabiduría inconsciente adolescentil