domingo, 18 de febrero de 2018

Mis Huellas


Dibujo de Juan Pablo d'Ors



AVISOS PAVOROSOS

Es ahora, en el "reposo", cuando recordamos. Delante nuestro camina un niño. Apenas ha cumplido los siete años. Una serie de "avisos pavorosos" le salen a su encuentro. Ellos tendrán gran protagonismo en nuestra experiencia vital. ¡Claro, por la tierra!.

Playa peligrosa
Paso al tren, ¡ojo!
Fábrica de gas
Campo de tiro
Callejón sin salida
¡Ojo!, que muerde
¡Cuidado, zona pantanosa!
Casa en ruinas
Curva peligrosa
¡Cuidado, agua contaminada!
Matadero municipal
No tocar, peligro de muerte

(...)

 En el jardín de la infancia puede florecer el pavor.



NOS CONMOVEMOS

 Por mucho que se repitan a lo largo de la vida hay cosas, aún con un montón de años que llevemos encima, que siempre nos conmueven. Estas cosas no son las mismas en todas las personas. Confesar estas emociones constituye un buen test psicológico. Resulta difícil explicar los motivos de esta conmoción. Diría que imposible.

   Por mi parte confieso siete conmociones:

   1- Contemplar mi sombra proyectada en la pared o en el suelo y ver como
       "mi hermano oscuro" me sigue a todas partes;
   2- Mi reflejo en el agua quieta del estanque;
   3- La réplica de mi grito -el eco- en la soledad de la montaña;
   4- Las lucecitas de las luciérnagas cuando entro en el bosque;
   5- El baile del fuego "el arder de la leña en la chimenea";
   6- El nacimiento y formación del arco iris después de la lluvia y
   7- El vuelo del murciélago a la luz del día saliendo de una edificación
       en ruinas.

 Acabo de escribir una confesión.



MIS AMANECERES

 Los amaneceres sienten la caricia de la luna y del sol. La diosa avanza sobre el carro tirado por cuatro caballos blancos, ofreciéndonos Eos, rosas bellísimas y perfumadas. Mis antiquísimas pupilas han conocido muchas auroras y en muy diversos lugares. Sólo les voy a traer ocho, muy clavadas en mi corazón.

 (...).



CONSEJOS A LOS MEDICOS JOVENES

 (...)

 86. Di la verdad al enfermo, pero haz el máximo esfuerzo por decírsela
       inteligentemente. Dale ánimo y consuelo. ¡Qué difícil, mas qué
       necesario!.

 87. Si el enfermo una y otra vez pellizca el embozo de la cama..., se muere.

 88. El quehacer clínico ha sido, es y será siempre: un hombre frente a otro
       hombre.

 89. Nunca debe estorbarte el alma del enfermo. ¡Tampoco tu propia alma!.

 90. Que el enfermo te vea siempre como amigo y no como testigo.




            MIS HUELLAS (con dibujos del autor). JUAN PABLO D'ORS                                          
                -Médico, profesor, soldado, hijo, hermano, esposo y padre-